Sonrisas aleatorias se dibujan y desdibujan en mi,
casi sin poder controlarlo me hundo en un mar de recuerdos,
las horas transcurren y me descubro observandola,
con su fascinante antifaz de terciopelo,
parece no percatarse de mi presencia,
de tal modo que dudo de sus limitaciones,
de la subrealidad de la situación y de lo peligrosa de su naturaleza,
inmóvil quedo, sumida en el silencio de la habitación,
ahogada por la nostalgia, debatiéndome entre su mirada de pena y su burlona risa.
vuelve a sus aires de grandeza con el sarcasmo que la caracteriza,
y la dejan en el escalafón de siempre,
donde en oportunidades parece intocable, tan fuerte,
tan sumida en su abstracta soledad,
sus frías manos me lenvantan del rincón donde me encuentro,
finje ser cálida,
recoje las lágrimas derramadas en el suelo,
me observa por unos segundos, es tan apacible,
casi indefensa.
por momentos la descubro velando mi sueño,
su rostro inexpresivo paciente en la ardua tormenta,
centinela de mis pesadillas.
en la mañana me observará con sus grises ojos,
con una detestable sonrisa,
su arrogancia me obligara a alejarme nuevamente de ella,
esperara pacientemente caiga la noche e intente derrotarme,
o que simplemente la soledad me consuma,
disfrutará de mis temores,
buscara las heridas,
su risa será la melodía de mis pesadillas,
melodía que miles de demonios danzaran hasta el amanecer..